sábado, 14 de noviembre de 2009

Mi primo David








“David es un rebelde (con causa), un joven que sueña con la llegada de tiempos mejores y en sus poesías así lo da a entender. Su visión del mundo que le rodea nos hace que buceemos en él y seamos partícipes de su aventura literaria”

Del artículo “Tras las huellas” de Miguel Ángel Rincón Peña
http://miguelangelrincon.blogspot.com/2009/11/tras-las-huellas.html

Así es mi primo David.

La primera vez que nos conocimos fue en un recital que el colectivo Aldaba dio en La Fábrika, coincidiendo con mi primo Manué y mi primo Migué.

Sus poemas estaban basados en la denuncia social y la recuperación de una memoria injustamente olvidada por lo cercano y por lo trágico. Así que él no estaba (no está) dispuesto a que se pasara página sin más y cargaba sus poesías de versos como si de munición alimentara un arma, como dijo Celaya.

Luego vino la locura de crear El Fuego de la Utopía junto con Miguel Ángel y ahí tuve la oportunidad de conocer a la persona. Está lleno de ideas, de proyectos, de ilusiones y de juventud. Esto último tiene cura, por fortuna lo demás siempre está en cada mochila.

Es un tipo afable, dispuesto, con una sonrisa tan grande como él y también un poco cabroncete, que me la ha jugado en algunas presentaciones del libro del Baena, me decía “Alcedo, presenta tú que yo tengo la garganta fatal” y ahí que iba yo al escenario y lo veía sentado en la primera fila con esa sonrisa de oreja a oreja que le caracteriza.

Al igual que Rincón, es un luchador incansable: entrevistas con todo ente cultural que se menee, con asociaciones o ayuntamientos para las presentaciones de los libros y nuestros proyectos, buceador en la red para buscar mayores posibilidades de crecimiento a El Fuego, implicado en proyectos solidarios y fiel a la idea.

Y todavía hay gente diciendo que la juventud no sabe lo que quiere.

Bueno, que se me olvidaba, además de todo esto también escribe. Ya está su libro Tras las huellas viendo la luz de los escaparates. Implicación y una forma de vida derramada verso a verso en todas sus páginas y una delicia para el oído.

Tanta delicia como es el compartir proyectos con él.

Para él y para ustedes estos versos de Ángel González para poner punto y final a este escrito:

No en el lugar del pacto, no
en el de la renuncia,
jamás en el dominio
de la conformidad,
donde la vida se doblega, nunca.