sábado, 5 de marzo de 2016

Mi primo Luis (Luis de Manuela)



Fue en Prado del Rey, hace ya algunos años. Era una de esos eventos que tiene a bien organizar Miguel Ángel Rincón Peña.

Me encontré con un chiquillo delgado y un poco nervioso acompañado por sus padres.

“A ver si llega al escenario”, pensé para mí. Y no solo llegó al escenario sino que llenó toda La Taberna Irlandesa de aromas de Andalucía. Aromas puros, comprometidos, de mar, de tierra, de recuerdo, de respeto y, sobretodo, de una gran inteligencia.

Así fue y así es siempre que mi primo Luis se sube a un escenario y, para bien o para mal, es lo que siempre buscamos sus seguidores.

Aquí todo está inventado, ya lo sé, pero este erudito andaluz sigue transitando por su camino. Camino fiel a una idea y eso es de agradecer.

Cada vez que nos vemos siempre hay una sonrisa franca, unos brazos abiertos preludio  de abrazo sincero y cariñoso.

Ya ven ustedes, aquel chiquillo huesudo me ha enseñado más dignidad y conciencia que muchos “vende humo” arrolladores bajo el neón y los euros.

Que sigas tu camino, que seas feliz y que yo tenga el honor de compartir escenario contigo.


El cantor (a Luis de Manuela)

Una mano en la guitarra
la otra en el corazón,
la verdad en la garganta
y en sus palabras razón.

Abres surcos con tus pasos
en tierra noble y sencilla
preñándolos con tus obras.
Tus canciones son semillas
que dan ese fruto raro
que se llama dignidad,
compromiso, puño alzado,
farol en la oscuridad
de este camino larvado
de injusticia y falsedad.

¡Ay Luis, mi Luis de Manuela!
Cantor de tierra y de mar,
que no se apague el cantar
de la sierra a Trebujena.

Quijote trebujenero,
maleta, guitarra y grito.
Prestas voz a mil poetas
y no olvidas a un maestrito.

Y en esta vuelta a casa,
calle Sanlúcar sin par,
Antonio, Juana y Pepa
saben de tu buen cantar
y quieren que el mundo sepa
que nada te hará callar.

Una mano en la guitarra
la otra en el corazón,
la verdad en la garganta
y en sus palabras razón.