domingo, 28 de septiembre de 2008

Un huracán de solidaridad con Cuba

Con ese lema, el PC y el PCP, está realizando por toda España diversos actos con la finalidad de recaudar dinero para el pueblo cubano que está pasando por unos duros momentos tras el paso de los huracanes Gustav e Ike.

David Romero, compañero del Colectivo Cultural Aldaba, poeta comprometido y persona solidaria donde las haya, se puso en contacto con el Colectivo para ver quién podría participar el Viernes 26 de Septiembre en Sanlucar de Barrameda, en el acto que el PC junto con IU iba a realizar en solidaridad con el pueblo cubano.

Allá que nos fuimos. Nos encontramos con David en la bella Plaza de la Paz sanluqueña, donde está la sede del PC.

Nos juntamos con David, Juan Pan, Miguel Ángel Rincón y... por supuesto, ¡¡Manuel García!!, otra vez juntos en un acto cultural. También se nos unió un poeta sanluqueño, el señor Romero, que estuvo fantástico con sus poesías.




Así que allí estuvimos. Público numeroso y respetuoso, por lo que fue todo un placer participar en el acto.


Sigo pensando que la palabra tiene un significado mayor más allá de las luces de neón y los escaparates lujosos de las grandes avenidas.


La palabra está en La plaza de la Paz y no fue bien único de los que allí estuvimos declamando, si no de los que nos estaban escuchando. Esa gente son los verdaderos dueños de la palabra.


Un verdadero placer haber contribuido, desde la humildad de mis letras, con esta causa y un verdadero placer haber vivido esa experiencia.

martes, 16 de septiembre de 2008

Mi prima Mari



Cuando menos lo esperabamos, el destino tuvo el detalle de presentarnos a Papillón (mi prima Mari Olveira)

Hija de Ingenio, sonrisa generosa, ojos plenos, mente clara, poesía pura.

Camina con la intención de no llamar la atención más de lo necesario, pero lo "estropea" todo en la primera conversación que tienes con ella. Es un imán que te atrae. Y ella, a su pesar, no puede hacer nada por evitarlo.

Y lo traslada a su poesía.

Verdad desnuda vestida con la fuerza de la ola que llega a la playa, salpicándonos con su fuerza transmutada en palabras sin desperdicio. Libre y franca. Como ella.

Una vez embestida la playa, la ola regresa al mar sin tanta espuma, serena, melancólica. Aquí, la palabra, siempre la justa, se ha metido sin remedio por debajo de nuestra piel.
Era inevitable sucumbir a la palabra, cuando ésta tiene la capacidad de transmitir.

He tenido la suerte de conocer amigos y amigas en esto de la escritura y todos me han enseñado algo.
Mi prima Mari me ha enseñado que las letras pueden ser reflejo de uno mismo. Esto, que no es fácil, pues vende poco (notorio pecado del hoy global), es su seña de identidad.

No olviden este nombre y disfruten de su poesía.


HE SACADO A LA POESÍA A PASEAR POR LAS CALLES

He sacado a la poesía a pasear por las calles,
a recorrer aceras y sonrisas, palmos de tierra por conquistar.
En el camino he ido descubriendo que puedo ver gaviotas surcando cielos de lluvia,
esperanza detenida en contenedores de basura,
señales de tráfico que piden que pare el consumismo,
un buzón que no espera cartas porque ya nadie escribe a nadie,
ojos perdidos en un inmenso mar de sangre,
voces multirraciales que no saben comunicar lo que sienten sus corazones,
perdones malgastados entre gracias y lo siento tanto,
el canto de las sirenas y sus luces deslumbrantes,
suciedad y abanicos de posibilidades enredándose en la piel de los lagartos,
hartos escarmentados que no buscan más destino que el camino que recorren,
nombres desaprendidos y hombres que nombran razones,
incendios de amor mezclados con miedo a errar nuevamente,
vacías cuencas y cuentas siempre pendientes,
una guitarra con las cuerdas destrozadas y unos dedos que la lloran,
la hora en la que todo empieza y en la que se acaba lo que se daba,
esclavas del intento que mueren calcinadas por su empeño,
desiertos de hormigón y un camión que transporta hierro,
entierros de lujo y un reflujo de desastrosas consecuencias,
esencias de perfume mezcladas con hadas madrinas,
espinas que se clavan en la yemas y abren la puerta de los ríos,
frío… con su lluvia peregrina de abriles caducados,
helados barrotes invisibles donde permanecen los sueños encarcelados,
alados escotes que muestran senos sin dueño a la espera de caricias,
subrepticias escapadas de las barricadas del destierro,
encierro de la rutina entre ventanas de calcados pianos,
manos que piden y claman por su derecho a ser escuchadas,
espadas para la guerra que se aprende a perder cuando eres niño,
guiños disfrazados de espuma de cerveza y cuerpos alcoholizados,
amados que ya no aman,
obreros que nunca amaron
y esa voz… que sume al alma en una congoja permanente
y a la mente despedaza con espasmos derretidos en el horno de las risas,
prisas en la carrera vital que sólo lleva a la muerte,
suerte que se vende en los comercios de ilusiones por encargo…

He sacado a la poesía de los libros y su celda de tinta silenciosa
para hacer de ella una rosa encadenada al empeño de comer sin correr,
sin ser devorados,
sin que nos arañen las uñas carroñeras
que no esperan a sabernos salvados porque sólo quieren ser nuestra piel,
miel para las gargantas que se desgañitan en los gritos
escritos en el pasado por un mago del presente
cuya mente sólo era capaz de amputar errores a los espejos,
lejos, como siempre,
lejos de aceptar que todo está hecho,
que somos desecho y basura en las alturas,
mientras abajo transcurre el otro mundo,
inmundo,
punto de partida para ciegos y solistas
de las largas listas de aquellos que nunca,
que jamás serán escuchados.


papillon 30 – 04 – 08